Piramivida


Embora em Espanhol penso que será de grande importância esta entrevista dada por Gabriel Silva à Revista Natural de Espanha

 

Utilizada por médicos y terapeutas de muchas países hispanoamericanos, algunas países europeos, y entre ellos España, ya han descubierto una nuevo forma de curar enfermedades y mejorar la salud, de forma cómoda y ya utilizada por las antiguas civilizaciones

En 1927 el investigador francés Antoine Bovis exploraba las pirámides de Gizéh y encontró un gato muerto. El cadáver no manaba olor pútrido y pesaba apenas unos gramos. Completamente seco, momificado. Luego encontró una rata en la pirámide adjudicada a Menkaura (Micerinos) y tampoco olía, también completamente disecada, sin muestras de putrefacción. De regreso a Francia realizó cientos de experimentos con pirámides a escala aproximada. Resultó que, a medida que se ajustaba a la escala de la Gran Pirámide (erróneamente atribuida a Keops), el efecto observado se repetía en todos los casos cuando estaba bien orientada y con suficiente densidad (peso sobre volumen), aunque se tratara de una pirámide hueca y sin paredes, es decir «estructural».

Más de un centenar de investigadores han tratado el tema en laboratorio. Algunos con seriedad y método, otros no tanto. El único uso industrial serio que tuvo el Efecto Piramidal hasta el año 2001, fue entre 1959 y 1970, por el ingeniero checo Karel Drbal. Una sencilla pirámide de cartón de 15 centímetros de altura para recuperar el filo de las hojas de afeitar.

En 1973, con sólo 14 años de edad, comencé a experimentar fabricando pirámides con toda clase de materiales y proporciones, exponiendo plantas, pequeños animales como canarios, abejas y gatos. En 1984, tras un año y medio de proceso agudo de artritis deformante, me encontraba casi inválido. Decidí por primera vez probar en mí mismo los efectos que con tanto éxito había aplicado en plantas y animalitos, curando diversos problemas. Encargué a un carpintero la tarea y con 1.358 Kg. de aluminio tuve mi primera pirámide terapéutica de aplicación humana. En cinco meses fui dado de alta, con gran asombro de los médicos. Nunca pudieron imaginar que alguien escapara de esa situación, pero no creyeron que hubiera sido producto del efecto piramidal. Entonces empecé una investigación sin precedentes en el tema, al menos en el ámbito privado.

Fundé un laboratorio en el que trabajaron los doctores en física, Roberto Balmaceda y Herminio Valdés, incorporando luego al matemático Herminio Sánchez. Los descubrimientos realizados a lo largo de seis años fueron muchos y quedaron definitivamente comprobadas las causas del Efecto Piramidal, que fuera certificado en sus aplicaciones terapéuticas en 2005 por la CENAMENT (Centro de Medicina Natural y Tradicional), de Cuba. Unos trescientos médicos trabajaron en los protocolos de investigación civil y militar, guiados por el pionero en la piramidoterapia cubana, Ulises Sosa Salinas. Muchos más detalles de las investigaciones en laboratorio físico y aspectos antropológicos y arqueológicos se pueden hallar en el libro «Tecnología Sagrada de las Pirámides».

Posteriormente, merced a los multitudinarios trabajos de Cuba, donde la aplicaciones se extendieron a la veterinaria, agricultura y otras disciplinas prácticas, junto con Sosa, hicimos público lo conseguido en «Revolución Terapéutica de las Pirámides» , un libro de 328 páginas que es lo más completo editado sobre pirámides y usos terapéuticos. Sin embargo, como era de esperar en un sistema de mercado, los grandes intereses de la farmacopea multinacional han buscado socavar estos trabajos dificultando su difusión, ridiculizando a los piramidólogos e incluso amenazando gravemente con persecución legal y difamación por Internet. Algunas de esas amenazas se han cumplido, pero los piramidólogos, al igual que casi todos los terapeutas y médicos alternativos, hemos invertido demasiado como para echarnos atrás. Pero más que la inversión realizada en dineros y sacrificios personales, pesa la conciencia por la responsabilidad de haber descubierto lo más cercano a la panacea. Aún es temprano para decir que las pirámides pueden serlo realmente, pero lo cierto es que los casos de reumas (varios miles), esclerosis múltiple, fibromialgia y otras degenerativas similares, han sido tratados con resultado del cien por cien de éxito. Los procesos curativos en afecciones traumáticas y ortopédicas en general son más rápidos que con cualquier otra terapia, mientras que los procesos en las reumáticas y todas las degenerativas son más lentos, pero inexorables, a la vez que los pacientes empiezan a quedar asintomáticos en poco tiempo, pudiendo hacer vida normal durante el período de curación total.

En España hay unas 350 personas durmiendo en camas piramidales, ya que en el interior de una pirámide totalmente paramagnética (jamás ferromagnética o diamagnética), se puede permanecer sin límite y mientras más tiempo, tanto mejor. La mayoría de los usuarios las han pedido por conciencia preventiva, pero cerca del 30 % ha recurrido a la piramidoterapia por no tener otra alternativa a sus enfermedades supuestamente «incurables». El éxito ha sido total, aunque muy lento en algunos casos. Actualmente hay cinco pacientes con psoriasis psicosomática y tres con psoriasis asociada a reuma. Estos últimos evolucionan mejor que los psicosomáticos, pero ninguno ha dejado de verificar la mejoría. Los casos tratados, aparte de los mencionados, incluyen migrañas crónicas, varices y otros problemas circulatorios, colitis ulcerosa, traumatológicos, septicemias (incluso algunas muy graves) y varios más de diversa etiología.

La piramidoterapia es practicada actualmente –que sepamos- por cinco terapeutas en Argentina, algunos cientos en Uruguay, otro tanto en Brasil y ya se está extendiendo en Colombia y Venezuela. En México son más de un millar; en Cuba hay cerca de noventa hospitales, de los cuales unos ochenta tienen pirámides de aluminio en el servicio de Atención Primaria, en Traumatología y en Ortopedia, siendo ya miles los médicos que han aprendido a usar esta herramienta, en uso exclusivo o combinado con todas las terapias alternativas.

En Europa los profesionales que usan pirámides son algunos cientos, pero el temor a las críticas, la burla y desacreditación con que atacan los falsos escépticos, les inhiben de hacer públicos los resultados y darse a conocer como piramidoterapeutas, término que como piramidología aún suele sonar raro y son motivo de burlas por parte de ignorantes y falsos escépticos en Internet, siempre de modo anónimo… como anónimos han sido y quedaron los que juzgaban por demencia a los Hermanos Wright o arremetieron ferozmente contra Graham Bell, Guillermo Marconi, Luis Pasteur, Alexander Fleming o cualquiera que produzca algo diferente en la ciencia.

Cabe destacar que dentro de la medicina cubana, la medicina natural tiene especial preponderancia porque resulta no sólo más económica, sino mucho más efectiva que la medicina del mercado alopático a ultranza. El primer mandamiento hipocrático Primum non nocere se conjuga perfectamente con la mayoría de las terapias naturales, entre las cuales podemos incluir a la piramidoterapia, porque a pesar de lo complejo del proceso físico que ocurre en una pirámide bien hecha e instalada, y a pesar de las dificultades que entraña su fabricación correcta, usamos nada más que el campo magnético de la Tierra. Este campo en que vivimos inmersos tiene una potencia de medio Gauss en atmósfera y es suficiente para casi todos los tratamientos, aprovechándolo de modo diverso. En algunas construcciones piramidales se usa la potencia mayor (entre 0,8 y 1,3 Gauss) que tiene el campo telúrico en sólido, es decir en el suelo.

Efectos de las pirámides

Los egipcios, chinos, mayas y otros pueblos heredaron de civilizaciones anteriores, mucho más antiguas, pirámides enormes que fueron construidas con diversas utilidades y con alta ingeniería, pero la principal, en la mayoría de los casos, ha sido la medicina. De hecho, la Cruz Templaria, símbolo de la farmacia, con sus medidas perfectas, es una pirámide cuyas caras se inscriben en un plano. Las cámaras subterráneas de la mayoría de las pirámides más pequeñas eran cámaras hiperbáricas por columna de agua. Allí se combinaba el efecto piramidal (de antipirámide, en este caso), con los efectos de estar a cuatro atmósferas, pero no sumergido, sino en un sifón.

El agua se vertía por un conducto desde lo alto de la pirámide, como se muestra en las imágenes. Ambos efectos (el piramidal y el hiperbárico) se combinan para producir el «milagro» que muchos pacientes –y nosotros mismos- hemos experimentado desde que comenzamos estas investigaciones, producto de lo que podríamos considerar como la panacea desde el punto de vista físico-químico: la reestructuración cuántica, atómica y molecular. Este «orden perfecto» del microcosmos material hace imposible la putrefacción (descomposición orgánica desordenada o entrópica), sin la cual no pueden medrar microbios infecciosos. Sin embargo, no son obstaculizados en nada los procesos orgánicos en general, ni los procesos químicos como la digestión (descomposición biológicamente ordenada o isotrópica). De modo que las bacterias simbióticas no son dañadas, mientras que las infecciosas mueren de hambre y no se reproducen.

Funcionamiento

Para comprenderlo, hay que entender cómo afecta en los tres niveles de formación de la materia que conocemos: molecular, atómico y cuántico. En este último, cualquier partícula es muchos millones de veces más pequeña que un electrón y justamente es de lo que se componen los átomos, así como una galaxia se forma de millones de estrellas. La analogía con el universo cósmico es tan impresionante que las fotos de átomos y sus modelos matemáticos no se distinguen de las fotos de un gran telescopio. Hecha esta aclaración, vamos al proceso:

1) Se forma un campo magnético interactivo con el terrestre, a partir del centro geométrico de la pirámide, en cuanto se encuentra correctamente orientada. A cinco grados de desvío el efecto es mínimo y a ocho grados es nulo. Este campo produce barrido cuántico que abarca subpartículas, átomos y moléculas sueltas. Ocurre porque el campo magnético propio que forma la pirámide (como lo tiene cualquier cuerpo en el espacio) es más rápido que cualquier otro. Las subpartículas incluidas en él no actúan como abrasivo, pero sí como una suave escoba que expulsa todo lo que esté «suelto» , no interactivo en cualquiera de los tres niveles.

2) Al mismo tiempo que se expulsa la materia cuántica, atómica y molecular «suelta» (como los radicales libres), la pirámide acumula por inclusión magnética, gran cantidad de neutrinos. Eso mismo hacen las moléculas del agua, cuya verdadera fórmula no es H2O, sino (5 [H2O]). Un monómero de H2O es de la familia de los radicales libres, un oxidante potente, muy inestable. Cinco monómeros de H2O forman una verdadera molécula de agua, una pirámide cuyas aristas y bases son líneas de tensión magnética, y cuyas caras son de 51º 5’ de inclinación. La misma que la Gran Pirámide de Gizéh. El excedente de fuerza de gravedad a nivel atómico hace que el agua «moje» , es decir que se adhiera a todo, sin oxidar. La oxidación sólo se produce cuando las moléculas de agua se rompen y los monómeros quedan sueltos.

En las costas, ríos, etc., el movimiento del agua produce cambios de orientación en las cantidades fabulosas de moléculas y éstas, a cada instante que quedan orientadas con el campo magnético telúrico, atrapan neutrinos y los condensan en cúmulos llamados biones u ORBs, que quedan a disposición de los seres vivos. Nuestros átomos están en alto porcentaje incompletos por causa del bombardeo cuántico cósmico (Rayos solares y de todo orden). Estos neutrinos los completan y en gran medida sentimos el efecto como «revitalización». En las pirámides que fabricamos reproducimos el efecto pero amplificado y constante.

Si nuestros átomos se completan, sus tensiones aumentan y son más fuertes, menos fáciles de romperse o disociarse de las moléculas que componen. Así las moléculas son también más firmes, menos fáciles de oxidar. Cabe esto para cualquier molécula, incluidas las del ADN, ARN, y todas las que nos componen…

Estos dos efectos físicos son causa inmediata de varios otros, tanto químicos como físicos y todos ellos pueden verificarse en laboratorios adecuados. De modo que todos los efectos terapéuticos obedecen a causas físicas ya conocidas. No hay placebo, rollo místico ni misterios, sino una gran desinformación porque –como es lógico y cada vez más conocido- a los grandes intereses políticos, económicos que controlan el mundo actual, no les agrada la idea de que la gente se pueda curar sin gastar fortunas. Algunos experimentos pueden hacerse en laboratorio casero y ya en la práctica de las terapias, sólo necesitamos unas pirámides bien construidas y aprender a usarlas.

Debido a las condiciones económicas de Cuba (lo que no impide que sea el país con mejor formación profesional, especialmente en medicina), las pirámides son de mala calidad, con mucho hierro en la composición, restando paramagnetismo e impidiendo que puedan usarse para permanecer mucho tiempo en su interior. Entonces se usan en el modo «antipirámide» , que es el efecto producido debajo del plano de la base. En España las usan en esta modalidad varias decenas de médicos y terapeutas. No se recomienda el uso en la modalidad «antipirámide» sin vigilancia profesional porque requiere algunas precauciones.

En cambio, dormir en una pirámide nos pone a salvo de cerca del setenta por ciento de las enfermedades, pues sin bacterias infecciosas que puedan comer a nuestra costa, incluso la mayoría de los virus no pueden atacarnos. Algunos efectos extraordinariamente rápidos se verifican en casos de esguinces y otras lesiones, pues no sólo hay una inmediata bacteriostasis, sino también un acelerado crecimiento celular y rápida cicatrización. Por esta razón y por pura prudencia no se ha investigado la aplicación piramidal sobre el cáncer, sin embargo tenemos informes (algunos filmados) de testimonio de reducción de displasias. Pero dejando el cáncer a un lado (ningún usuario ni terapeuta ha observado caso alguno de estímulo de células cancerosas, sino lo contrario), el espectro de dolencias tratables da aún para mucho y no se descarta que en Cuba, Brasil y Venezuela se hagan descubrimientos importantes al respecto.

Los mejores materiales para las pirámides: sin duda, el aluminio es el mejor de todos, pero debe ser de alta pureza. El más adecuado biológicamente es el sílice (cuarzo o cristal) pero mecánicamente frágil y caro. El aluminio, en cambio, es más potente, no muy barato el de alta pureza pero más accesible que el cuarzo y se puede combinar con cuarzo. Basta el contacto de una pequeña masa de cuarzo para que el campo piramidal alcance la misma frecuencia que si fuese de cuarzo toda la pirámide. Además, el aluminio no es tóxico en esos usos, ya que la tan temida toxicidad sólo se produce cuando se usa para cocinar o contener líquidos de beber. Las más colosales (y únicas) cosas que nos legó una civilización que no conocemos son las pirámides.

Gabriel Silva
Antropólogo e Investigador interdisciplinario

Revista Invierno 2010

 

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